lunes, 29 de diciembre de 2008

AMIGOS DE ANTES IV

(Josep Vicent Marqués, Sociólogo)
Hace muchos años, coincidimos, en unos de esos cursos de la Menéndez Pelayo en Santander. No recuerdo el motivo, ni el curso, pero si las sidras trasegadas, las sardinas a la brasa que pagó él, el sol en la playa para hacer la siesta que nos dejó a ambos rojos como cangrejos y felices en el silencio. Él se alojaban en el mejor hotel de la ciudad y yo en el camping junto al faro, en una pequeña tienda de campaña de prestado con el techo rajado que arreglé con un trozo de plástico de invernadero comprado en un ferretería. Nos caímos bien, tal vez por el apetito compartido y ese interés mutuo por hacer del sexo una fiesta y comunicar a los demás que el sexo era eso, una fiesta en la que sobraban iglesias y machismos, contratos y gimnasias, ni poder ni gloria. Ella, en mi caso, era una sirena morena a la que no importaban ni mi pobreza ni mi timidez, ni la tienda rajada. Aún la quiero.
Nunca nos volvimos a ver pero seguí su trabajo durante toda mi vida y su voluntad de vitalismo, de sol, de sonreír entre sueños cuando se está en la playa.
Brindo hoy por él.

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