martes, 12 de mayo de 2009

UN BROTE VERDE HOJA

Hace ya más de 25 años que dibujaba manos con “dedos hoja”, será mi pasión vegetariana, que no es incompatible con mi carnivorismo, piscivorismo frugivorismo. Ayer dibujé esta. La mano de un tipo de cuarenta. Una mano que ha tocado mucho y cocinado mucho, es una mano seca y cálida, a la que que gusta tocar el mundo y que se deja llevar con facilidad por la calle tomada de otra mano. Una mano que ha dado pocos puñetazos y ha cambiado muchos pañales. Que ha dado muchos abrazos y hecho muchas caricias de amor. Una mano que utiliza solo dos dedos para escribir y que gusta de tocar las cosas para sentirlas. Una mano que no parece mía a la que ha salido una hoja, tal vez como aquel brote verde del olmo de Machado, pero más evidente.

Me tomas de la mano y no te das cuenta de la hoja. A lo mejor porque esa hoja eres tu misma.

lunes, 11 de mayo de 2009

BERBERECHOS MINIMALISTAS

Ferrán Adriá y toda su creativa sofisticación, siempre ha defendido la mínima preparación de algunos alimentos, por ejemplo unos buenos mejillones y unos buenos berberechos apenas abiertos por un golpe de vapor, si acaso aromatizado ese vapor con alguna hierba especial, una corteza de limón verde, una copa de vino blanco y poco más. Nada más.

Muerdes el berberecho lleno de agua y estalla de sabor en tu boca, masticas la mucosidad anaranjada del mejillón y te parece estar besando a una sirena, no sabría decir bien en que labios.

Casi es verano en Madrid, tengo unos buenos mejillones, unos buenos berberechos de Galicia y una botella fría de Laxas, uno de los mejores albariños. Pienso igual que Robert Parker. El albariño es de lo mejor del mundo. Paso de otros vinos blancos con más fama y menos felicidad escondida en la botella. Abro al vapor los moluscos engañando el agua con una rodaja de limón verde y unas flores de tomillo fresco que cogí en la dehesa el otro día. Me preparo una ensalada de pimientos asados con un poco de tristeza recién cortada y a comer, a beber, a escribir.

No tengo hoy a nadie que quiera compartir estas viandas y este deseo. A nadie a quién contar el secreto de que estos alimentos me saben a sexo divertido después de un baño en el Atlántico. A nadie con quién susurrar que este vino es como un dios embotellado que cuando se va colando garganta abajo te regala instantes de felicidad intensa y tan barata.

Unos bichos que llevan en la tierra muchos millones de años son un diseño perfecto y un alimento joya, precioso, misterioso. Hay que comerlos muy despacio, saboreando ese mar dulce que esconden junto al verde paisaje de helechos y paseo entre castaños de este vino.

Si estuvieras aquí, de verdad y no en otra parte con tu amante. Si estuvieras aquí y no me conocieras, te diría que cerrases los ojos y podría un berberecho en tu lengua, un sorbo de vino y un beso muy breve antes de decirte otra vez que te quiero.

lunes, 4 de mayo de 2009

EL MEJOR DESAYUNO DEL MUNDO

Pan-Cake, en Madrid, en la calle Castelló 3
(HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC: “Dans le lit (en la cama)", 1893 - París, Musée d'Orsay
Bueno, dos desayunos:
Uno: el que te puedes tomar en Pan-Cake, en Madrid, en la calle Castelló 3. No puedo decir nada. La maravilla, hay que ir y ser feliz. Punto.
Dos: diez de la mañana, viernes, el sol de abril se cuela por la ventana de tu dormitorio, el ruido de la ciudad, el tiempo caminando muy despacio por la vida, al ritmo de tus respiración. No me muevo. Temo despertarte. Tengo la nariz en tu pelo y huelo tu sueño, tu cuerpo, tus deliciosos cuarenta. Pero te despiertas y me miras como si regresases de un lugar muy lejano y hubieran pasado veinte años. Sonríes despacio, reconociéndome y me besas con los labios secos de dormir. Ese beso breve que nace desde un lugar muy remoto del deseo y muy cercano del amor.
No te levantes.
Me levanto yo, desnudo. Siento el fresco de la mañana, la libertad de pisar el suelo frío y que me mires el cuerpo y me hagas proposiciones que no puedo escribir.
Invado tu cocina con pudor, rebusco lo necesario y lo encuentro.
Café de Nicaragua, leche fresca, naranjas y mandarinas, aceite de Mágina, pan rústico, miel, harina, tomates de verdad, jamón…
Rallo tomate y lo mezclo con el aceite y una pizca de sal, hago tostadas sobre las que extiendo una buena capa de esa pasta de tomate y coloco el ibérico por encima. Preparo el café y mientras sube, bato la masa para hacer unos buñuelos, caliento el aceite en la sartén, hago los buñuelos y recién sacados vierto por encima unos hilitos de miel. En el último momento hago dos vasos de zumo mitad de mandarina, mitad de naranja. Utilizo para llevarlo todo a la cama un bandejón de madera prensada, dos jarritas de porcelana antigua y dos platos grandes de loza granadina, en uno las tortadas, en otro los buñuelos. He tardado en hacerlo todo solo quince minutos. Muy poco tiempo, soy muy rápido haciendo desayunos o demasiado tiempo para estar separados. El tiempo es relativo dijo Albert.
El sol de abril te da en el ombligo. Te has vuelto a dormir pero te despierta tintineo de los vasos. Sobre la cama como mesa para desayunar. Desnudos, frente a frente nos alimentamos.
Así es el mejor desayuno de mi vida. 
Leer en tu silencio y en tus ojos que todo te gusta, que todo te da hambre y te parece apetecible. Contemplar como cruje el pan en tu boca, que ricos te parecen los buñuelos, como nos reconforta el buen café y nos limpia la boca la acidez del zumo de mandarinas.
Pasa la mañana lenta y hablamos de nosotros, tan desnudos, mirándonos desde muy cerca, como solo se pueden mirar los que comparten el aire, el sueño, el desayuno y el deseo.

viernes, 1 de mayo de 2009

ESTO SOY

Te dirán algunos: te regalaré las joyas más preciosas, te llevaré a los lugares más bellos del mundo, las ciudades donde soñar despacio, los hoteles más confortables y lujosos.

Te dirán otros: bajaré del cielo aquella estrella para ti, te besaré siempre y te diré que eres la más bella de la tierra, la más maravillosa, seré para ti rico, intrépido, valiente, brillante, fuerte, dulce. Te dirán: prometo serte fiel y amarte por encima de todas las cosas, casarme contigo, protegerte y mimarte. Comparé solo para ti un pedazo de cielo, de mundo de paraíso. Serás mi mujer, mi diosa, mi princesa.

Yo no, nunca te podré decir nada de todo eso. No sé cómo de caza una estrella, ni cómo se compra un diamante, ni cómo se puede prometer fidelidad o amor eterno. No creo en princesas ni en diosas.

Yo solo puedo decir y ofrecer mi corazón. Solo puedo decirte: te amo y cocinaré para ti todos los días de mi vida. Te haré el desayuno, las comidas, la cena. Te alimentaré con amor y delicias.  Cocinaré solo para ti, siempre para ti porque te quiero, porque todos los caminos del amor comienzan en la boca.

Tómame o déjame. No tengo más que  darte. Mis manos están vacías, nada poseo. Pero mis guisos serán siempre apetitosos y sonreirás muchas veces sin querer al comer de mi plato.

No soy nada. No quiero ser nada, solo el cocinero de tu corazón.