sábado, 29 de agosto de 2009

BOCADILLO PARA VIAJAR AL SUR

Para los viajes nada hay mejor que el sufrido bocata ya que las comidas de los aviones son una especie de veneno de colores escondido en bandejas de aluminio. Arzak se ha inventado unos cuantos bocatas para cuando hay que coger vuelos largos en los que amenazará el hambre y de su inspiración de hombre práctico sale este:

Tres trozos de merluza sin espinas, se salan, se rebozan con huevo y luego se pasan por harina y se fríen a fuego medio, cuando estén dorados por un lado se fríen por el otro, se retiran en papel absorbente y se colocan dentro de buen pan junto a unos tomates que hemos asado en el horno (tomates con piel, partidos por la mitad y espolvoreados con orégano fresco aceite, sal y azúcar. Tras asarlos los pelamos y colocamos un poco de su carne sobre el pan). Es un bocata sin trampa ni cartón que será envidia del resto de sufridos viajeros.

Pero hay otros viajes en los que haré este bocata para ti ahora que disfrutas de nuestro mar del sur. Quisiera cruzar contigo los dos fines del mundo que hay aún más al Sur, en mis Sur de niño: el Cabo de Hornos y el Cabo de Buen Esperanza. Nos limpiará el viento frío y húmedo de esos mares, de esa tierra, toda la tristeza, todas las arrugas y toda la prudencia de vivir. Te abrazaré en cubierta y cerraré los ojos para sentir lo salvaje y sumergirme en ese mar oscuro que es la memoria donde solo son felices los cachalotes y los hombres y mujeres que viajan en el amor como escribió Benjamín, siempre sin patria.

Llevo los mapas que durante toda la vida he dibujado para ti. No me perderé, ni me arrastrarán las corrientes o borrascas. Sé que el viaje es duro, difícil, extraño, no hay allí, en el sur, playas de arenas calientes ni mares turquesa, pero hay verdad, salitre helado y aunque te abrace entonces por encima de tu anorak de plumas, te abrazaré antes y después en la verdad desnuda de los cuerpos viajeros, esos que buscan en el Sur, en el fin del mundo de sus tierras, nada. Porque no hay nada que buscar en el amor, ni en el placer, nada. No buscaré tu placer ni el mío, ni rituales, ni orgasmos, ni descanso, solo tocarte la sonrisa, cruzar tu cabo de Hornos y tu cabo de Buena Esperanza, hundirme sin respirar en tu memoria, en el fondo de tus ojos, en la caricia de ola de tus dedos, nadar dentro de todos tus abrazos, reírme de abismos y borrascas, aspirar el olor de tu agua y tus mareas y no terminar nunca de asombrarme.

Nada hay detrás del amor , ni tierra segura, ni descanso, ni sueño, solo tu mano en la mía cuando hay que cruzar los mares helados del Sur, tus palabras en las noches más oscuras del mundo arropando mi piel y las mías besando tu desnudez de sirena sin vergüenza ni escamas.

Llevo mis mapas, tus mapas. Me los se de memoria. Para eso me hiciste cartógrafo. No tengo que mirar ninguna ruta para no perderme en ti. Lo que quiero es perderme.

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