martes, 22 de septiembre de 2009

PAPILLOTE PARA MARÍA (DE MERLUZA Y CREMA DE PATATA)

Hacía casi veinte años que no veía a M., sin embargo la he guardado siempre en mi corazón aunque nunca se lo he dicho. Hace veinte años me gustaron sus ojos, su sinceridad, su carácter. No hablo de amor exactamente sino de una complicidad extraña, un reconocimiento secreto, como si nos hubiéramos dicho: “te conozco, eres de mi estirpe, de mi tribu, de mi mundo”, estuvimos juntos con otras amigas uno o dos días, apenas unas horas. Sin embargo nunca he podido olvidarla.

Nos dimos un beso, solo uno, o dos, no sé porqué, no importan demasiado los porqués para dar un beso (aunque cada uno teníamos entonces nuestro amor). Seguro que ella no se acuerda, pero yo no lo olvidaré en toda mi vida la verdad de su beso, su sabor a tabaco, su dulzura. Seguro que ella no se acuerda pero hoy la vi igual, iguales sus ojos, su mirada, su carácter adivinado detrás de las pocas palabras que intercambiamos, a pesar de tanta lucha encima de su cuerpo, a pesar del disfraz con que nos viste a todos el tiempo, era la misma chiquilla de hace veinte años diciéndome con la voz secreta del silencio, también hoy: “te conozco, eres de mi estirpe, de mi tribu, de mi mundo”.

Hoy su amor la cuida, la mima, la alimenta pero yo quiero escribirle una receta por si alguna vez ella no sabe que hacer para comer. Es un plato sencillo que yo hacía a mi hijo cuando tenía unos o dos años y comenzaba a comer comida de verdad.

Se lo hice muchas veces con ese amor extraño e íntimo con el que hacemos muchas cosas a aquellos que queremos por encima de todo. Es un guiso suave y rico, sin trampa ni cartón. Haces un puré suave con patatas nuevas, calabacín y cebolla muy cocida y lo pasas por un pasapurés y un chino para que quede suave pero consistente de textura, (yo añadía también un poco de queso), Preparas un paquetito con papel de aluminio y colocas una ración de puré en el fondo y encima un trozo de merluza fresca, una suprema de cogote o de lomo limpio de piel y sin espinas, pones la sal un chorro de aceite de oliva encima del pescado y cierras bien el paquete, lo metes al horno fuerte diez o quince minutos para que se haga en su propio jugo y el jugo que suelte caiga sobre el puré y sirves así el paquetito cerrado en el plato. Que cada una se abra el suyo, suave tierra, suave mar pero con sabor, el sabor delicado de las cosas de verdad auténticas.

Espero que te guste, que os guste. Un beso a las tres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario