martes, 27 de octubre de 2009

BOCATA DE CALAMARES Y ALI OLI DE SOLEDAD

Abro las ventanas de mi comedor-estudio-dormitorio. De nuevo de alquiler. De nuevo con una mano detrás y otra delante. Entra el sol del medio día y los ruidos de la vida de Madrid. Voy a la cocina. He comprado en el mercado un calamar estupendo y una barra de pan. Hago el rebozado con buena harina, un huevo, sifón, sal. Limpio y corto en rodajas el calamar. En el mortero nuevo amaso un ali-oli muy suave. Frio en aceite caliente las anillas de calamar, unto con una pizca de alioli el pan abierto y coloco dentro los calamares recién fritos. Me abro una cerveza negra muy fría (me gusta así) y me siento a comer con los ojos cerrados, los pies descalzos apoyados en la barandilla del balcón, mastico con lentitud, respiro con lentitud, saboreo el tiempo detenido. A veces cocinar es un poema escrito para uno mismo. Un bocata de calamares a la romana y una cerveza. Un día de otoño y de sol y de libertad.

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