lunes, 1 de marzo de 2010

HAMBURGUESAS DE SEPIA, ESPUMA DE ALI-OLI Y MAR DE TINTA

(Foto de: Lora Palmer)

¿Lejanía?. ¿Cuándo fue el silencio entre nosotros lejanía?. Sueño y me despierto con tu mirada. No es esta mirada, bueno, también esta es intensa y hermosa. Pero la tuya, con sus ojeras de vida, me llega más dentro, hasta un lugar donde me hace cosquillas y me llena de tibieza y fresquito. Viaja hasta ese lugar remoto y lejano en el que vivo hoy. Un lugar extraño, exótico, solitario en el que suena mi propio eco a veces y a veces solo suena el murmullo de la selva y la ciudad. Lejanía y silencio y soledad. Pero no busco cercanía, ni echo miguitas para que vengas, ni me quejo, ni me duele. No porque me haya endurecido, enfriado, escondido, alejado, perdido. No. Simplemente a veces dejamos de nadar cuando la marea es fuerte y el mar juega con nosotros. Es mejor entonces flotar, dejar que nos lleve a donde quiera, tal vez muy lejos, al mundo de las sepias y la espuma.

Aireo un ali-oli en un sifón de espuma, es tan fácil y queda una salsa tan ligera… Frío cebolla y pimiento verde muy picado, añado luego un tomate pelado y cuando está la verdura muy blandita añado tinta de calamar diluída en caldo de pescado y lo paso todo la batidora y por un chino. Limpio dos sepias pequeñas y las trituro con la picadora, añado un huevo, perejil fresco muy picado y sal. Amaso con ternura la pasta hasta formar una bola del tamaño de tu puño cerrado. Frío las dos hamburguesas blancas en un poco de aceite y cuando están echas las coloco en un plato junto a un pequeño mar de tinta y una nube de espuma de ali-oli.

Si. Me dejo arrastrar por la marea, la resaca, el oleaje traidor de este invierno tan duro, floto, no lucho, no intento ganar ninguna orilla, ninguna isla, ninguna barca de rescate. No me importa ser naufrago. Ayer saboreé estas hamburguesas acompañado de los míos. Solo encuentro significado a este presente. Es tan fácil acostumbrarse a la lejanía o pensar que el quizá se convertirá en nunca o descubrir que jugar con el tiempo es peligroso. Por eso me gusta que me mires, porque en tus ojos nunca hubo lejanía, solo certeza, presente y una ternura callada e intensa que a veces creo que no merezco. Me dejo llevar por tu marea, floto en tu corriente, no tengo miedo, no temas, no estoy lejos.
(Foto del plato del restaurante el Milano Real de Hoyos del Espino)

2 comentarios:

  1. Precioso blog... tiene musicalidad, poesía y pasión por la cocina. Un placer leerte, de corazón

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Esencia. Perdona mi retraso en contestar, llevo un lío de calendario, vida, viajes...

    ResponderEliminar