lunes, 17 de mayo de 2010

BUÑUELOS EN LA RAYA

(Foto: Ralph Gibson)

Te invitaría a buñuelos de Bacalao, aquí en Madrid, en una de sus últimas tabernas y también en Lisboa. De nuevo fritanga. Nuestro amor a la fritanga, a esos guisos sabrosos, rotundos, sinceros, sin trampa.

Castelo de Marvao, dominando la invisible raya que separa… nada. Nada separan las fronteras allí, ahora. Te asomas al horizonte, a la tarde, al porvenir y yo te miro sin que me veas recordando lo que he escrito sobre tus ojos hace un rato. Mirar tan lejos y ver tanto. Tanta tierra y tanta vida y tanto tiempo y tanto pasado y tantas palabras. Mi hogar es esta tierra portuguesa, también, la que veo desde tan alto, la que miro en tus ojos, la que toco después, en lo oscuro, en tu mano.

Esta mañana en un bar, en la espera, he comido buñuelos de bacalao muy ricos, con su masa crujiente, esponjosa, dorada y el bacalao por dentro jugoso, meloso, en su punto de sal.

Otra vez lejos y tan cerca, esperándote. Y luego, volando en la oscuridad hacia cualquier sitio contigo.

Dice Celia Amorós que “siempre pensamos con alguien” (o contra alguien).

Yo diría además que siempre pensamos con alguien y cocinamos con alguien o para alguien aunque estemos, por un momento solos, “Pensar contigo”, pensar desde la soledad solo es neurosis, “pensar contigo” es inventar de nuevo el mundo y la cocina.

La raya, la frontera. Solo el tiempo separa. O no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario