jueves, 29 de julio de 2010

PURÉ DE TIEMPO

(Fotografía de Hubert De Lartigue)

A veces lo más simple es lo más difícil. Como hacer un buen puré.

Dice mi amiga Pat que el amor al que fueron mojando los años, las distancias, los encuentros se convierte en un amor distinto, un amor lleno de complicidad, reconocimiento, silencio, intimidad, amistad, cariño, lealtad. Si el amor logra sobrevivir a la arena del olvido, a la aniquilación de la distancia, al dolor de las traiciones y a ese cansancio que arruga el corazón de tantos seres, se vuelve un amor adolescente, divertido, camarada, fácil. Pero lograr no perder ese amor es tan difícil. Tan mágico que siga latiendo ahí en la piel de las palabras.

Ingredientes tan simples como patatas y mantequilla para hacer una nube de sabor y no una bola de engrudo. Ingredientes tan simples para amar y no hacer engrudo con los besos. Le digo a mi amiga Pat que añoro los fracasos que no tengo en la memoria, no haber vivido con plenitud amores que tal vez hubieran fracasado, admitiendo que el final de una amor sea un fracaso y no otra cosa, un “Au revoir mon amie”. Mejor fracasos que nada. Mejor haber vivido que solo haber deseado vivir durante días o años entre aquellos brazos y abrazos. Añoro los fracasos que no pude tener. Pero fueron hermosos y gustosos los fracasos que tuve.

Hay que cocer unas buenas patatas gallegas (o unas Ratte si hacemos caso al Papa Robuchon), con su piel, las pelamos y las pasamos por un pasapuré de mano, ponemos esa pasta a fuego muy lento para secarla un poco y luego añadimos, en daditos fríos, una buena mantequilla fresca salada, y removemos con un tenedor de madera, añadimos despacio leche fresca bien caliente y seguimos removiendo y removiendo y aplastando hasta que la cremosidad sea la adecuada, pasamos de nuevo este puré por un colador de maya muy fina y añadimos la sal y un poco de pimienta blanca y un nada de nuez moscada. Simple y difícil.

Simple y difícil como el amor que se burla del tiempo y conserva el paladar sagrado del deseo. Sé que la piel de las palabra no envejece, que lo simple siempre es lo más difícil, como hacer puré y mantener caliente tu amor.

4 comentarios:

  1. Anoche le leí a mi hija este post. No pudo resistirse y me pidió un puré de patata. Era tarde y no pudimos seguir tus instrucciones pero le añadimos un toque de mozzarela y le supo a gloria.

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  2. Si, lo reconozco, lo confieso, yo también suelo echar queso, un poco de parmesano rallado o un poco de queso de cabra de mi tierra. Un puré suave, ligero y rico es tan apetecible, incluso con calor. Igual que leer a una hija o a un hijo.

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  3. Remarcar que Hubert De Lartigue no hace fotografía, son ilustraciones digitales... es un gran ilustrador del hiperrealismo digital.

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  4. Es verdad. No lo sabía. Gracias Mike, Lo corrijo.

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