viernes, 20 de agosto de 2010

TOSTADAS DE PAN FRITO

Te digo, con palabras que no pueden explicar la inmensa ternura con que guarda mi memoria esos olores. No sólo era delicioso el olor a buñuelos, también una rebanas de pan del día anterior, frito, dorado en aceite caliente y luego con miel por encima. Ese olor me sacaba de la cama. Me ponía un jersey viejo y bajaba a la cocina a por la sonrisa de mi abuela y sus tostadas. Y luego al río, tan frío ya y esa soledad grande y ese silencio de bosque mientras meto los pies en el agua y doy la vuelta a las piedras buscando el cebo y encontrando, sin saberlo, todas estas palabras.

Deseo los primeros días del otoño, cuando se acaba septiembre y las noches ya son casi frías, pero las mañanas tienen la luz aún intensa y dulce de las sorpresas. Esas mañanas apetece comer churros y zumo recién hecho y tomar dos cafés muy despacio sin dejar de mirar tus ojos.

Mordernos con amor y tiempo en Nueva York, en Santorini, en París, en Barcelona o bajo la sombra verde la las auroras boreales o un verde refugio en el Cantábrico. Pero tu prefieres esta ciudad, la más nuestra. Me dices que prefieres tocarme con deseo aquí, nadar aquí sobre mi cuerpo, morder aquí el amor, el tiempo y los guisos que yo te haga.

Esas mañanas de otoño apetece no salir de la cama y probar en que cambió el sabor del cuerpo el sueño. Te digo: Sabes a mar si el mar supiera dulce. Sabes a palabras recién hechas al horno. Sabes a los sueños que perdemos y a tostadas con miel. Y tu me traes los sueños, el mar y un silencio caliente junto con el café.

Te llevaré por todos los mares que imaginas, pero tendrás que dibujarme antes los mapas que no existen, para eso eres cartógrafo. Dices, antes de seguir probando la mínima distancia entre dos cuerpos y que se llene la calle de ruidos cada vez más lejos. Y después levantarme con mucha pereza a cocinar algo para deshacer el hambre porque el hambre de tu piel sigue tan intacta. Escribo tan poco del deseo. Te digo. Me revuelves el pelo mientras bebo de ti.

Sabes a mar si el mar supiera dulce. Pero no sé que mar dibujaré para ti. Para comer haré tostadas de pan frito.

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