miércoles, 22 de septiembre de 2010

BOCATA DE VERDAD

(Ilustración de Stéfano Bonazzi)

Hay quién prefiere la tele a la piel, lo virtual a lo real, la vida remota a la cercana.

Pimientos y berenjenas fritas, crujientes, cortadas muy finas, apenas enharinadas, entre pan y pan y dos filetes lomo de cerdo ibérico hechos vuelta y vuelta a la plancha aliñados con sal de Gerande y orégano fresco. Bocata de otoño nocturno, solitario, lento, mojado con una pinta de cerveza negra espesa, amarga, rica.

Y leo a la vez a W. Benjamin en el atril, el amor como eterno viajar sin patria, sin descanso, sin rumbo, el amor como pasión difícil e intensidad dulce, asombrosa.

Un bocata puede ser la mejor golosita, un banquete, un festín (sin Babette), una cena de lujo. Un bocata es un mundo en la memoria. Y una comida tan verdad…

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