lunes, 6 de septiembre de 2010

ENSEÑAR LOS INGREDIENTES DE VIVIR

Amistad a lo largo. Puedes estar la noche entera hablando y entera la noche en silencio, mano a mano con un vino, en silencio, en paz. Me sorprende de pronto como los años me han arrancado tantos trozos de piel y sin embargo el brillo de mirar la vida es hoy hasta más intenso que entonces. Antes era distinto, siempre fui distinto, “el raro”. Y ahora soy distinto y sin embargo acepto todas esa grandes y pequeñas rendiciones, derrotas, vergüenzas que escondo ante otros pero nunca entre él.

Alguien dijo: Me muero por unos hojaldres con queso dentro, lasaña de verduras y marisco, un arroz meloso… Otro dijo: pizza con mucha albahaca, cortezas de cerdo adobadas, pisto con setas, huevos fritos, pan.

Los deseos quedaron enredados en la noche y el silencio. Amistad a lo largo. El hijo duerme. Le he arropado dos o tres veces con el saco de dormir. Tan pequeño ya tan grande. Descubriendo la vida. Me importa una mierda ser un buen profesional, un buen escritor, un buen ciudadano. Sólo me gustaría que el hijo, cuando cumpla los cuarenta y cinco que yo tengo y piense en mí sienta que he sido un buen tipo, ¿un buen padre?. No creo que pueda enseñarle demasiado. Digo demasiadas veces "no sé". Creo que casi todo lo descubrimos nosotros mismos sin tutores, ni guías, ni maestros y así la vida, con sus tropiezos, aciertos, fracasos e intensidad es siempre más divertida y jugosa y asombrosa. Sólo intento enseñarle a cocinar, a pescar, a que sea una buena persona y que sepa disfrutar de los instantes y aceptar las derrotas sin hundirse. No sé si es mucho. Pero hoy me emociona verle dormir a mi lado y luego, en el río, el estilo con que lanza el señuelo, el brillo de sus ojos cuando lucha con el pez, la elegancia de sus gestos con la caña. Será, estoy seguro, mucho mejor pescador que yo, mucho mejor cocinero que yo, mucho mejor persona que yo. Lo sé.

Hoy le he hecho feliz. Eso también lo sé. Creo que hay pocas cosas más importantes, intensas y placenteras que hacer feliz a un hijo. Lo demás es secundario. Siempre.

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