miércoles, 6 de octubre de 2010

CREMA DE CALABACÍN

A veces, nunca demasiado, necesitamos la imprudencia del amor, el achuchón con risa, la caricia desvergonzada, la palabra susurrada en el oído que nos llena de savia. Entonces, después, cuando salimos a la calle, han cambiado la ciudad y no importa que octubre, ni que pintura gris, ni que despostillada soledad nos acompañe.

Pero tantas veces no. Entonces, nunca demasiado, pongo a cocer al vapor unos calabacines con su piel verde, cuando están tiernos añado tres nueces de mantequilla y un buen pedazo de queso de cabra tierno. Trituro, paso por el chino y saboreo soplando la cuchara. La crema de calabacín es muy sencilla, casi igual que el amor, la soledad, el frío por venir.

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