lunes, 24 de julio de 2017

SOPA DE AJI AMARILLO Y MAR



Cerca de la 59 hay un bareto donde dan café italiano espeso y aromático. El camarero peruano me ha regalado unos ajis amarillos. Escribe usted como antiguo mister. No me llames mister, Jesús, que me hace sentirme viejo. Y qué mister, no es lo mismo viejo que anciano. Jesús debe tener mi edad. Se pone a mi lado en silencio cuando hay pocos clientes y lee lo que escribo. Nunca dice nada si no le pregunto. ¿Qué te parece hoy Jesús?. Muchas palabras antiguas mister, debe ser que como usted es español escribe así, tan raro y retorcido. Jesús es cocinero por la noches, de madrugada es repartidor, por las mañanas atiende las cafeteras en ese pequeño bar y ejerce de crítico altruista de mis textos, nunca descansa. Agradezco que sea un lector tan atento y sincero. Mister le he traído unos ajis amarillos, no pican demasiado, lo suficiente para calentar el alma. Hoy te he traído al bar tras nuestra mañana de intento de patinaje. Su señora es muy bella mister, parece mismamente una bruja de cuento, pero en bella. Me dice en un susurro cuando me levanto por mi café y tu té. Ya sabes. Yo prefiero siempre las brujas a las princesas. 

Trituro despacio tres ajis mirasol o ajis amarillos en el mortero de piedra. He quitado las semillas y los pequeños nervios, luego echo esa pasta en un caldo fabricado con tres carcasas de pollo y unos huesos de costilla de ternera, dos cebollas y tres puerros que he dorado en el horno. He comprado los despojos y las verduras en mi puesto preferido de Chinatow. Espeso el caldo con un poco de harina de maíz y unos dados de pan frito machacado. Añado un buen chorro de leche de coco. Rectifico la sal, pica lo justo. Después he colado el caldito en el que nadarán, en el momento de servir, unas zamburiñas crudas, dos cucharadas de huevas de pez volador y unas cuantas gambas azules. Sopa de aji amarillo con secretos de mar

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