martes, 1 de marzo de 2011

MODERNIDAD

(Ilustración de Adrián Borda)

Abajo, suena la catarata de metal de la ciudad cubierta por la nata marrón del aire muerto. Coches, repartidores, chirridos, voces, pasos, pitidos.

Todo parece actual, moderno, fresco, intenso, cresta de ola. Y sin embargo todo es ya historia, cosa vieja, trasto pasado de moda. Aquel teléfono, chisme, ordenador, camisa, robot de cocina, coche… que hace cinco años nos pareció lo más hoy es chatarra, basura, objeto para el museo del vertedero del consumo.

Todo salvo el fuego, esta sopa para desayunar, tu olor en mi memoria, esta canción. (Escucho la voz de Olga:“Brindo porque me duermo calmado en tu calma”).

Todo salvo mi río, mis pasos, mi forma de mirarte, la memoria invisible de las casas, las palabras de algunos libros, lo que siento cada vez que me pongo a cocinar.

Todo ya es antiguo y pasado de moda y obsoleto aunque hoy nos parezca lo más sofisticado. Todo menos el secreto de hacer crujientes los buñuelos, el placer de un asado a la vara, el murmullo del torrente debajo de mis pies, tu voz.

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