viernes, 27 de mayo de 2011

SOPAS FRÍAS

(Plato de tallillos fritos)

Primavera de lluvia y monte salvaje. En la ciudad, en Sol, comienza a hacer calor.

Recuerdo un pequeño manojo de corujas y de berros, vinagre suave, aceite virgen y verde, sal y agua fría de la fuente. Se pican bien los berros y las corujas limpias, se majan con el mortero y se cubren de agua, se aliñan con el vinagre, el aceite y la sal y se guarda en la nevera durante una hora. A eso de las siete de la tarde, bajo la sombra de las acacias, contemplo el río y saboreo el suave ácido, picante, salado de este ligero gazpacho verde. Estoy en paz. Para que luego digas que soy un depredador carnívoro. Mastico los berros despacio y siento como mi cuerpo se refresca. Mi abuelo, que me enseñó el plato, echaba también un huevo duro picado para hacer más alimenticio el invento. Buscábamos las corujas en los arroyos limpios que bajaban de Tormantos. Tantos años.

La infancia. A veces paraíso, en mi caso al menos.

Soy tan carnívoro como frugívoro o herbívoro. Si sabes escuchar, el cuerpo pide en cada momento lo que necesita y hoy era esto, un poco de paz, sol, verde. El cuerpo agradece hoy esta lentitud y este sabor. Los ojos agradecen siempre mirar lejos. Tú dirías: otear el horizonte.

Verde. Hoy te quiero verde.

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