lunes, 7 de mayo de 2012

ENSALADILLA TRICOLOR


(Cartel del Refugio, Restaurante del Carmen. Valencia)

Madrugabas mucho para llegar pronto a tu Bureau de la rue du Marché-aux-Herbes. ¿Tus ojeras de las seis de la mañana? Te veía medio dormida en el bus y luego, antes de meterte en tus reuniones y tus informes, te imaginaba intentando borrar esas ojeras frente al espejo antes de hacerte la coleta. Pero a mi me gustaban tus ojeras.

Tu defendías tu europeismo militante pero yo me sentía poco español y hasta poco europeo, más bien medio marciano, cualquier ciudad era mi tierra, cualquier río con vida era patria. En cuanto al himno y otras gaitas, desde luego nunca el nacional, que era una marcha militar y pachanguera indigerible. Me quedaba con el tuyo, esa parte de la alegría de “la novena” o “el cants dels ocels” de Casals o la “Grandola Vila Morena” de Afonso o el “Asturias patria querida”. En cuanto a la bandera, lo confieso, la única que de verdad me emocionaba eran el verde, morado o blanco de tus braguitas al sol, recién lavadas, sobre la cuerda de tender.

Ese día, jugué con los colores para hacerte una ensaladilla, ni rusa ni española, tricolor más bien, republicana en mi deseo, que te preparé en secreto y por sorpresa en el taper de tu almuerzo.

Cocidas en dados las patatas y la zanahoria, se añaden los guisantes tiernos, las puntas de espárragos blancos, un huevo duro picado, un generoso puñado de berberechos abiertos al vapor, cuatro carabineros pelados y troceados en dados y cocidos también unos segundos al vapor. Este menudeo se mezcla en un cuenco  con una mahonesa suave y alimonada como base a la que se añade, por separado, para el color morado un poco de puré de remolacha cocida, para el color amarillo una punta de cúrcuma y mostaza, para el color rojo puré de tomate concentrado y un poco de asadillo de morrón machado.

Luego te puse en el taper un par de cucharones de cada tipo de ensaladilla separando cada color: rojo, amarillo y morado con media hoja de lechuga. Imaginé entonces, bajo este cielo gris y laboral, tus ojos de sorpresa, tu mirada azul y brillante siempre a pesar del cansancio de tus luchas y de tus madrugones.

¡Pero cómo no me van a gustar tus ojeras, la patria de tu abrazo y tu bandera de braguitas al sol!.

Espero que a ti te guste hoy mi ensaladilla.



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