lunes, 25 de mayo de 2015

TARTA DULCE PARA ADA COLAU

(publicado hace ya mucho tiempo, febrero 2013)

No soy bueno para los postres, tal vez porque me vuelve loco la fruta y un postre, fabricar algo dulce mejor que la naturaleza con sólo sol, agua y tierra, me parece imposible. 

No soy buen repostero. Tampoco soy demasiado buen amante, ni buen amigo, ni buen ciudadano. No me gusta el bricolaje, ni la jardinería, ni la televisión, ni las carreteras rectas, ni los supermercados, ni los aviones sin hélice, ni los besos en las mejillas, ni los usureros, ni los inquisidores, ni los salvapatrias, ni los de extremo centro, ni los blablas. Tampoco soy buen escritor de recetas. Pero hoy, este día de niebla fría, escuchando a los cuervos con sus voces de corcho fabulando mentiras, aguantando este sexto año de estafa económica y engaño político, me he propuesto cocinar una tarta de "no cumpleaños" para festejar la vida y el presente, para hacer un homenaje a esta heroína llamada Ada que nos defiende a todos con palabras de verdad y acero, de fuego y ternura. La voz de Ada Colau si me representa, me conmueve y me enorgullece como ciudadano don nadie y no estos partidos Miaus, este gobierno de voz acorchada, rancia y mentirosa que embadurna el invierno de tristeza y de rabia, de basura e infamia.

Primero hacemos el simple “bizcocho del yogur”, ya sabes, casi sobra la receta: un yogur de limón, dos medidas de azúcar (utilizando para medir el mismo envase), una medida de aceite de oliva, tres de harina, tres huevos grandes, medio de mantequilla, un sobre de levadura, la ralladura de un limón, todo bien batido y luego, en un molde redondo adecuado, 35 minutos a 170 grados. Preparamos mientras tanto una compota de cerezas. Hacemos un almíbar líquido, añadimos el zumo de un limón y trescientos gramos de cerezas, medio vasito de aguardiente de cerezas y cocemos a fuego lento quince minutos y lo dejamos reposar hasta que se enfríe. Cortamos el bizcocho en horizontal en tres rodajas y extendemos en cada rueda una cantidad suficiente de compota (queda bastante líquida y empapará bien el bizcocho) y enterramos al azar un buen montón de cerezas frescas deshuesadas a las que sustituimos el hueso por un conguito. Volvemos a sumar las tres rodajas de bizcocho, le cubrimos con chocolate de cobertura derretido, media hora de nevera protegido por un film de plástico y punto. Crujiente por fuera, muy dulce y jugosa por dentro y con cerezas de verdad con su sorpresa (el conguito).

No soy buen repostero, ni buen amante, ni buen conversador, ni buen ciudadano pero salgo a la calle junto a otros, junto a otras, para gritar juntos verdades como las que Ada nombraba el otro día en el Congreso. Es verdad, sólo se hacer bien la tarta Tatín y esta tarta de chocolate y cerezas. En su honor la hago hoy y orgulloso de ella, de Ada...



... Y hoy, un año y medio después, Ada está ahí, para mandar obedeciendo. Repetiré con alegría infinita este postre.







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