jueves, 4 de julio de 2013

CARACOLES EN SALSA DE SETAS

turismodelospueblos.es

Chupar, sorber, lamer. No todo va a ser usar los dientes en esto del comer o del amar. Me gusta más usar la lengua que masticar.

Venden en Piornal de la Vera unas bolsas grandes y feotas de medio kilo con unos estupendos boletos deshidratados de la zona, además son baratos y de una calidad muy superior a otras marcas que venden unos poquitos gramos en bolsitas muy monas de papel celofán pero a precios “gastronómicos” (carísimos).

Rehidratadas las setas en un poco de agua caliente, las añado al generoso sofrito de cebolla y zanahoria y cuando y están tiernas pongo el agua donde las he revivido, un culito de Jerez y una cayena (o ají amarillo en polvo). Trituro bien este aliño y lo reservo. 

He guisado a parte los caracoles a la llauna, sin más arte que el fuego, la sal y un poco de tomillo. Cuando están listos vierto por encima de todos la salsorra de setas y a comer.

Tienen los caracoles con esta salsa de boletos un color pardo y terroso, poco glamoroso y nada moderno, pero están muy buenos y es imprescindible rechupetar, sorber y lamer a conciencia las conchas y todos los agujeros. Ya lo dije: me gusta más usar la lengua que masticar.

Si a quien amas le gusta esta receta tengo la certeza de que te lo pasas muy bien en el yogar. Si no le gusta o no te gusta a ti… mal asunto, no se saborea con los dientes, ni con el tenedor sino con la lengua y las palabras, que son casi lo mismo.



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